En este volumen, de 48 páginas en color, Maroto escribe e ilustra media docena de historietas fantásticas con un vínculo en común: la presencia -o, al menos, la influencia- del diablo y otros iconos de la imaginería judeocristiana. Las historietas en sí son muy dignas por lo que hace a la parte literaria, en la que Maroto se defiende a un nivel equiparable al de otros Guiónistas de revistas "para adultos" de la época en las que se publicaron estas historietas. A destacar el tono desmitificador y algo subversivo de las mismas, hallando ecos de autores como Herman Hesse o Goethe.